La pérdida dentaria en personas mayores no debe considerarse como una situación “normal” o definitiva. No reponer los dientes ausentes —ya sea mediante prótesis removibles, fijas o implantes dentales— tiene una serie de consecuencias clínicas que afectan directamente a la salud oral y general del paciente.
En Almara, tratamos a diario a pacientes de edad avanzada que han recuperado calidad de vida gracias a un tratamiento rehabilitador adecuado. Pero también vemos lo que ocurre cuando se retrasa esa decisión.
Consecuencias clínicas de no colocar prótesis o implantes dentales en la tercera edad
1. Se pierde hueso donde faltan dientes
El hueso que sujeta los dientes necesita “trabajar” para mantenerse. Si faltan piezas, esa zona se deja de usar y el cuerpo reabsorbe el hueso. ¿Qué pasa entonces?
- Se complica colocar implantes en el futuro.
- Cambia la forma de la cara (parece más “hundida”).
- Las prótesis se desajustan con el tiempo.
Cuanto más tiempo pasa sin reponer, más difícil es arreglarlo.
2. Los dientes que quedan se sobrecargan
Cuando faltan piezas, el resto hace el trabajo de todos:
- Se desgastan antes.
- Se mueven de sitio.
- Se pueden romper o tener movilidad.
- Aparecen dolores en la mandíbula o la articulación.
3. Comer bien se vuelve difícil
No masticar bien tiene efectos en cadena:
- Peor digestión.
- Riesgo de atragantamiento.
- Cambios en la dieta: menos fruta, verdura o carne.
- Posible desnutrición o estreñimiento.
Muchos mayores acaban alimentándose peor, simplemente porque no pueden masticar correctamente.
4. La masticación es una función que estimula la memoria.
Masticar no solo sirve para triturar alimentos: activa zonas del cerebro clave para la memoria.
Cuando una persona pierde dientes y no los repone, mastica menos o con menos fuerza. Y esto significa que el cerebro se estimula menos.
Si queremos estimular la memoria en edades avanzadas, además de hacer ejercicios matemáticos, sudokus,… también es importante poder seguir masticando alimentos y no solo basarnos en una dieta blanda.
5. Afecta también al ánimo y a las relaciones
No tener dientes puede provocar:
- Inseguridad al hablar o sonreír.
- Aislamiento social (evitar comidas o reuniones).
- Menor autoestima.
Esto tiene un impacto directo en la calidad de vida. Rehabilitar la boca de una persona mayor también mejora su estado de ánimo.
En resumen
Reponer dientes no es un “capricho”, es salud.
En Almara lo vemos cada semana: personas que recuperan la seguridad, comen mejor, se relacionan más… y envejecen mejor.
Ya sea con una prótesis o con implantes, siempre hay opciones adaptadas a cada caso.
Y cuanto antes se actúe, mejor será el resultado.
¿Tú o algún familiar está en esta situación? Ven a conocernos. Estaremos encantados de ayudarte.



